El Yen: del pánico nace el valor
En medio de la reciente volatilidad del yen, provocada por el carry trade, surgen oportunidades valiosas. Aunque el pánico y la inestabilidad dominan, es importante centrarse en el valor intrínseco de las empresas y mantener la calma para identificar inversiones sólidas a precios atractivos.
Los titulares negativos y catastróficos han vuelto a aparecer.
El mismo mercado estadounidense que hace apenas un mes parecía imparable, ahora se describe como al borde del colapso, amenazando con destruir el capital de inversores en todo el mundo.
Así de volátil es el sentimiento del inversor, pasando de la euforia al pánico extremo en cuestión de días.
Sin embargo, creo firmemente que este tipo de situaciones podrían abrir la puerta a un abanico de oportunidades de inversión para los próximos años.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que las fluctuaciones del mercado, como la reciente caída significativa del mercado de valores japonés, son eventos excepcionales que tienen poco que ver con los fundamentos reales de las compañías.
Aunque estos episodios son impactantes, no deben desviar nuestra atención de lo que realmente importa: la solidez y el valor intrínseco de las empresas en las que invertimos.
El evento que ha captado la atención de muchos es el desplome provocado por el carry trade del yen, una estrategia financiera que puede parecer atractiva, pero que conlleva riesgos considerables.
Esta estrategia consiste en que los inversores pidan prestado dinero en Japón, aprovechando las bajas tasas de interés del país, para luego invertir esos fondos en mercados que ofrecen mayores rendimientos, como Estados Unidos.
La ganancia proviene de la diferencia entre los bajos costos de endeudamiento en yenes y los altos retornos obtenidos en dólares.
Imagina que pides prestado 5 millones de yenes al Banco de Japón a un interés del 0,1%, conviertes ese dinero a dólares estadounidenses e inviertes en el mercado de Estados Unidos, donde podrías obtener un 5,3% anual, prácticamente sin riesgo, ya que este rendimiento lo ofrecen las Letras del Tesoro de Estados Unidos a solo uno, dos o tres meses de duración.
Al final del año, conviertes tus ganancias de vuelta a yenes, pagas el préstamo y te quedas con la diferencia.
Suena bien, ¿verdad?
Sin embargo, esta estrategia depende en gran medida de que el Banco de Japón mantenga sus tasas de interés bajas.
Mientras esto ocurra, los inversores pueden seguir obteniendo beneficios con confianza.
Pero cuando las tasas suben, como ha sucedido recientemente, el panorama cambia radicalmente.
A fines de julio, el dólar estadounidense alcanzó máximos históricos frente al yen, y en respuesta, el Banco de Japón decidió aumentar las tasas de interés del 0,1% al 0,25%.
Este movimiento fortaleció al yen frente al dólar, creando un problema significativo para aquellos que estaban utilizando el carry trade del yen.
Además, las proyecciones sugieren que el yen continuará apreciándose frente al dólar, con tasas que podrían llegar al 0,6% para 2026.
Es importante mencionar que no todos los inversores destinaban ese dinero a Letras del Tesoro estadounidense.
Muchos tomaban mayores riesgos, invirtiendo en activos tecnológicos, criptomonedas e incluso tomando apalancamiento en sus cuentas de margen.
Si vamos al caso, el siguiente gráfico muestra la relación entre el saldo de crédito neto y el S&P 500.
Estos datos no están ajustados por inflación, pero sirven para entender el grado de apalancamiento que hay en el sistema.
El gráfico utiliza información de la Bolsa de Nueva York hasta noviembre de 2017, momento en el cual se cambia a datos proporcionados por FINRA.
El saldo de crédito neto más reciente es de -502.368 millones de dólares, apenas por encima del mínimo histórico de octubre de 2021, que fue de -509.155 millones de dólares.
Este comportamiento genera un efecto “bola de nieve” cuando los precios caen con fuerza, provocando un contagio al resto de los activos, lo que comúnmente se conoce como “efecto manada”.
Esto explica por qué los índices de volatilidad se dispararon hoy a niveles de 65 puntos, alcanzando cifras que no se observaban desde mediados de 2020.
Cuando los inversores intentan vender sus activos extranjeros y convertirlos de nuevo a yenes, reciben menos yenes de lo esperado, lo que devalúa sus activos en términos de yenes y provoca ajustes de margen.
Para cubrir estas llamadas de margen, se ven obligados a vender sus activos extranjeros o a pedir prestado más yenes, esta vez a una tasa de interés más alta, y convertirlos a dólares a un tipo de cambio menos favorable.
La presión resultante ha llevado a muchos a deshacer sus posiciones en carry trade del yen, contribuyendo a la volatilidad actual en los mercados globales.
Es en momentos como este cuando el inversor inteligente puede marcar la diferencia.
Los inversores que dominan sus emociones y evitan caer en el sesgo de aversión a las pérdidas pueden encontrar oportunidades excepcionales en medio de la volatilidad.
La repentina desaparición del carry trade del yen, aunque ha generado inestabilidad en los mercados financieros internacionales, no altera los fundamentos de las compañías.
Mantener la calma y enfocarse en el valor subyacente de las inversiones es clave para capitalizar las oportunidades que surgen cuando otros ceden al pánico.
Recuerda que lo importante no es reaccionar a las fluctuaciones del mercado, sino mantenerse fieles a los principios de la inversión en valor, identificando empresas sólidas a precios atractivos y esperando pacientemente a que el mercado reconozca su verdadero valor.
Atentamente,
Diego Matianich