Riesgo de concentración: ¿Es prudente seguir indexándose al S&P500?
El ascenso de los 7 Magníficos destaca la falta de una verdadera diversificación en el índice S&P 500. Aunque el futuro de estas compañías parece prometedor, surge la interrogante sobre la importancia de seguir indexando a este índice en busca de diversificación.
Transcripción
Cuando nos adentramos el mundo de las inversiones a largo plazo, es inevitable que nuestros pensamientos vuelen hacia Wall Street, el corazón palpitante del mercado de valores de Estados Unidos. Es un lugar que evoca una sensación de poder financiero, donde las decisiones que se toman pueden tener un impacto global. Dentro de este vasto mundo financiero, un nombre resuena con fuerza: el índice S&P500.
El S&P500 no es solo un indicador; es un barómetro de la salud económica de Estados Unidos y, en muchos sentidos, del mundo entero. Comprende a las quinientas empresas más destacadas del país, representando una diversidad de industrias y sectores. Desde su creación, ha sido un faro para inversores, ofreciendo un rendimiento anual compuesto histórico del 10%. Este rendimiento constante ha hecho del S&P500 un pilar en las carteras de inversión a largo plazo, convirtiéndose en un referente para muchos.
Una inversión modesta de 1.000 dólares hace una década podría haber crecido a una suma de 2.600 dólares hoy en día, gracias al rendimiento del S&P500. Esto no solo habla de la solidez del mercado de valores estadounidense, sino también del poder del crecimiento a largo plazo. Tal perspectiva de crecimiento avivó el optimismo de los inversores, especialmente en un período marcado por avances tecnológicos sin precedentes y la promesa de mayores ganancias empresariales.
Hoy en día, el S&P500 está en boca de todos, con su vigésimo cuarto nuevo máximo histórico alcanzado durante este año. Este constante ascenso se atribuye a varios factores, incluido el impacto de la inteligencia artificial en los negocios y la perspectiva de un futuro cada vez más digitalizado. Un informe reciente del Bank of América señaló el creciente liderazgo de la tecnología en los mercados, una tendencia que se remonta décadas atrás.
Sin embargo, en medio de este panorama de optimismo, ha surgido un fenómeno digno de atención: los “7 magníficos”. Este grupo selecto de empresas tecnológicas ha consolidado su posición como gigantes en el mundo empresarial. Empresas como Apple, Amazon, Google (Alphabet), Facebook, Microsoft, Tesla y Nvidia no solo lideran sus respectivos sectores, sino que también ejercen una influencia abrumadora en el S&P500.
La magnitud de su éxito es impresionante. En los últimos diez años, estas empresas generaron un rendimiento total del 2.300%, casi nueve veces más que el propio índice. Su crecimiento fue tan meteórico que ahora representan el 33% del peso del S&P500, el nivel más alto de concentración en al menos cuatro décadas. Esto significa que un cuarto de las ganancias generadas por el índice proviene exclusivamente de estas siete compañías.
La dependencia es muy alta, lo que plantea preocupaciones legítimas sobre la salud del mercado. Sin embargo, es importante destacar que esta alta dependencia no necesariamente indica que estemos en medio de una burbuja inminente. Un análisis más detenido revela que la capitalización bursátil de estas compañías está en promedio 28 veces por encima de sus beneficios. Aunque esto puede parecer alto, está notablemente por debajo de los niveles alcanzados durante burbujas anteriores. Por ejemplo, en el pico de la crisis de las punto.com en los años 2000, este múltiplo alcanzó 52 veces, y durante la pandemia de 2020, alcanzó 43 veces. Esta comparación proporciona un contexto valioso para evaluar la situación actual y nos insta a mantener una perspectiva equilibrada.
Sin embargo, esta concentración también plantea desafíos significativos. La dependencia del S&P500 de estas empresas implica que su desempeño individual puede tener un impacto sustancial en el rendimiento del índice en su conjunto. Si alguna de estas empresas enfrenta dificultades o sufre una caída en el valor de sus acciones, el efecto dominó en el mercado podría ser significativo. Esta falta de diversificación aumenta la vulnerabilidad del S&P500 ante eventos inesperados que puedan afectar a estas empresas líderes.
La pregunta que surge es si seguir indexándose al S&P500 es una decisión prudente en este contexto. Si bien la estrategia de indexación ofrece simplicidad y bajo costo, sacrifica la diversificación que podría proporcionar una protección más sólida contra la volatilidad del mercado y los riesgos asociados con la concentración en los “7 magníficos”. En este sentido, la diversificación a través de la inversión en acciones individuales o en otros índices puede ser una alternativa a considerar.
Es esencial reflexionar sobre la dinámica cambiante del mercado y evaluar cuidadosamente las estrategias de inversión. Si bien el S&P500 ha sido un vehículo confiable en el pasado, los tiempos están cambiando y la necesidad de adaptarse es evidente. Para algunos inversores, la diversificación en otros índices globales o en inversiones alternativas puede ser la clave para mitigar los riesgos asociados con la concentración en las “7 magníficos”.
Cada inversor es único, con diferentes objetivos, tolerancia al riesgo y horizontes temporales. Por lo tanto, es importante considerar cuidadosamente dónde se está invirtiendo el dinero y qué estrategias se ajustan mejor a las necesidades individuales. La inversión responsable implica una comprensión profunda del mercado y una evaluación constante de las condiciones cambiantes. En última instancia, la clave radica en construir una cartera diversificada que refleje las metas y valores de cada inversor.
¡Por buenas inversiones!
Diego Matianich