Palantir ha mostrado un crecimiento extraordinario, pero detrás de los números hay señales de alerta que muchos pasan por alto. La emisión constante de acciones y la compensación excesiva a sus directivos generan dudas sobre su sostenibilidad. ¿Es realmente una inversión atractiva o solo una ilusión peligrosa para los inversores?
Palantir es una empresa especializada en soluciones avanzadas para el análisis de datos en sectores como el gubernamental, financiero y sanitario.
Además, ofrece herramientas de ciberseguridad y análisis de inteligencia, proporcionando información estratégica a gobiernos, agencias de inteligencia e instituciones financieras.
La compañía es ampliamente reconocida por su estrecha relación con el Gobierno de los Estados Unidos.
Comenzó a cotizar en el mercado de valores en 2018 y, en tan solo 4,3 años, sus acciones se dispararon un 754 %, lo que equivale a un crecimiento promedio anual del 64 %.
Un rendimiento verdaderamente impresionante.
A medida que el precio de sus acciones sube, el volumen de negociación también aumenta.
Como suele ocurrir, los inversores minoritarios tienden a comprar activos que ya han subido considerablemente, sin prestar demasiada atención al valor real del negocio que están adquiriendo.
Los ingresos de la compañía han crecido a tasas de dos dígitos en los últimos años.
Hasta 2022, la empresa registraba pérdidas operativas.
Sin embargo, a partir de 2023 logró generar beneficios tanto operativos como netos.
En su más reciente informe de resultados de 2024, la compañía mostró un crecimiento de los ingresos del 52% anual y un crecimiento de su beneficio neto del 111% frente a 2023.
A pesar de esto, la valoración sigue siendo un punto crítico.
La empresa cotiza a 550 veces los beneficios de 2024.
Suponiendo que la compañía duplicará los beneficios en 2025, el múltiplo se reduce a 275 veces.
Por donde se lo mire, la valoración no tiene ningún sentido.
Sin embargo, más allá del negocio en sí, su potencial de crecimiento y su valuación, hay una pregunta fundamental que no podemos ignorar: ¿qué hace la compañía con el dinero que genera?
Este tipo de detalles suelen pasar desapercibidos en el mercado, pero son importantes para comprender la verdadera situación financiera de la empresa.
Para ello, hay que analizar el estado de flujos de efectivo.

Aunque reporta un beneficio neto de 467,9 millones, la compensación basada en acciones asciende a 691,6 millones, superando ampliamente las ganancias.
Esto sugiere que la empresa está generando beneficios principalmente gracias a la emisión de nuevas acciones para pagar a sus directivos, lo que diluye el valor para los accionistas.
Además, la compañía reporta un flujo de caja operativo positivo de 1.153,9 millones, pero esto incluye una gran cantidad de partidas no monetarias, como la compensación por acciones.
Si se ajustara por este factor, el flujo de caja real podría ser considerablemente menor.
En el apartado de financiación, se observa que Palantir recaudó 745,4 millones por el ejercicio de opciones sobre acciones, mientras que solo recompró 64,2 millones en acciones propias.
Esto significa que la compañía está aumentando la cantidad de acciones en circulación, diluyendo aún más a los inversores existentes.
En conjunto, el estado de flujos de efectivo da la impresión de que la empresa está generando efectivo de manera saludable, pero una parte significativa proviene de mecanismos financieros internos, no de la rentabilidad del negocio en sí.
Desde mi perspectiva, este tipo de compañías podrían estar funcionando como un esquema piramidal.
Los beneficios no provienen de una operación real del negocio, sino de la continua entrada de nuevos inversores.
Están diseñadas principalmente para beneficiar a sus directivos, más que a sus accionistas.
Históricamente, empresas con este modelo de negocio no suelen terminar bien.
Por supuesto, puedo estar equivocado, y quizás este caso sea una excepción.
Las acciones pueden hacerlo muy bien en el futuro, pues el mercado puede permanecer irracional más tiempo del que nosotros solventes.
Lo preocupante es que, en un esquema de este tipo, la promesa de crecimiento constante obliga a que entren más inversores para sostener el valor de la empresa.
Esto se debe a que los beneficios no provienen de un modelo de negocio sostenible, sino de la dilución de los accionistas actuales y la constante emisión de nuevas acciones.
Esto es típicamente lo que ocurre en esquemas piramidales, donde la estructura depende de la inversión de nuevos participantes.
Lo más prudente sería evitar cualquier inversión aquí.
Puedes elegir tu propia aventura, pero recuerda: al final, gana lo simple.
Diego Matianich