La fortuna favorece a los pacientes
En tiempos de corrección del mercado, el miedo puede nublar la razón. Pero como inversores de valor, debemos recordar que el mercado a corto plazo es impredecible. Con paciencia y enfoque en el valor intrínseco, podemos aprovechar las oportunidades que surgen cuando otros sucumben al pánico.
En medio de grandes correcciones de precios en el mercado estadounidense, es fácil caer en la trampa de la desesperación y el pánico.
Sin embargo, como inversores inteligentes, debemos recordar que estas correcciones son una parte natural del ciclo del mercado.
Son momentos que ponen a prueba nuestra convicción y nuestra capacidad para mantener la calma cuando todo parece ir en dirección contraria.
Benjamín Graham nos enseñó que el mercado es como un maníaco depresivo, a quien él denominó “Mr. Market”.
Este personaje imaginario representa las fluctuaciones irracionales del mercado, donde un día nos ofrece precios inflados y, al siguiente, precios ridículamente bajos.
Graham decía que, en el corto plazo, el mercado se comporta como una máquina que refleja la popularidad momentánea de las acciones, pero en el largo plazo, actúa como una balanza que ajusta los precios al verdadero valor de las empresas.
En tiempos de correcciones, es fundamental recordar que lo que impulsa el pánico en el mercado no es la lógica, sino la emoción.
Cuando hay miedo, los inversores venden sin considerar los fundamentos de las compañías en las que invierten.
Es en estos momentos cuando debemos mantener la cabeza fría y recordar por qué invertimos en primer lugar: porque creemos en el valor intrínseco de los negocios en los que hemos puesto nuestro capital.
Warren Buffett nos recuerda que hay que ser codicioso cuando los demás son temerosos y temeroso cuando los demás son codiciosos.
Cuando el mercado está en su punto más bajo y todos están vendiendo, es precisamente cuando pueden surgir las mejores oportunidades de inversión.
No obstante, esto requiere coraje y una profunda comprensión del valor real de una compañía, lo que solo se logra mediante un análisis fundamental riguroso y disciplinado.
Charlie Munger también nos advierte que “el gran dinero” no está en la compra y venta, sino en la espera.
En otras palabras, la paciencia es una virtud clave en el Value Investing.
No debemos sucumbir a la presión del mercado ni permitir que el miedo dicte nuestras decisiones.
En lugar de eso, debemos tener la fortaleza mental para esperar a que el mercado reconozca el verdadero valor de nuestras inversiones.
Así que, cuando enfrentes una gran corrección de precios, respira profundo, evalúa con objetividad, y recuerda que, en el largo plazo, el mercado recompensará a aquellos que han hecho su tarea y han tenido el coraje de mantener la calma.
Como inversor de valor, tu enfoque debe estar en la compra de acciones de grandes empresas a precios que están por debajo de su valor intrínseco, y las correcciones del mercado son precisamente las oportunidades para hacerlo.
Puedes elegir tu propia aventura, pero recuerda: al final, gana lo simple.
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¡Hasta la próxima!
Diego Matianich