La euforia bursátil después del pánico

La euforia bursátil parece interminable.

“Las acciones caen dos días seguidos y los agoreros salen en primera plana a sembrar el pánico”, te dijimos el jueves pasado.

El sábado insistimos con la misma idea:

“Los grandes fondos suelen aprovecharse del miedo de los pequeños inversores y compran acciones sobrevendidas en gran escala para ponerle un piso (al menos parcial) a los precios”.

Y concluimos:

“No nos debería sorprender si se produce un fuerte rebote de las acciones en las próximas jornadas”.

El gráfico de hoy habla por sí solo.

Fuente: Stockcharts

Recuerda que esta dinámica se repite una y otra vez.

No es fácil lidiar con las emociones y más cuando el pánico te paraliza. Pero recuerda siempre uno de los principios básicos de la especulación: en un mercado alcista, toda baja es una oportunidad de compra.

Una fórmula inexorable en finanzas

En los mercados, no todo es especulación. Hay otra verdad ineludible a la que todo inversor a largo plazo debería prestar atención: el poder del interés compuesto.

El propio Albert Einstein dijo, alguna vez, que era la fuerza más poderosa del universo. Lo cierto es que el interés compuesto es un efecto multiplicador de dinero que surge de la acumulación y de la reinversión de los intereses generados por un determinado capital.

Por ejemplo, un capital de USD 10.000 que genera intereses del 10% anual permite obtener la suma de USD 1.000 en los primeros doce meses. En el segundo año ―partiendo de un capital de USD 11.000 y obteniendo rendimientos del 10% anual― se generan USD 1.100 adicionales.

El capital final asciende a USD 12.100. Luego de diez años, el capital inicial de USD 10.000 (que generaba USD 1.000 de intereses) se transformará en USD 25.900, lo que generará intereses de USD 2.590 por año.

No se trata de una ilusión o un truco mágico. Son solo cálculos matemáticos irrefutables que la mayoría de los inversores no toman en cuenta.

El interés compuesto que genera la reinversión de intereses en los mercados financieros se lo conoce, en términos prácticos, como la tasa de crecimiento anual compuesto (compound annual growth rate o CAGR, por sus siglas en inglés).

[La fórmula consiste en dividir el capital final de una inversión sobre el capital inicial, elevarlo a la potencia que resulta de dividir uno sobre el número de años y restarle uno].

No obstante, hay dos inconvenientes a la hora de utilizar el interés compuesto como uno de los pilares de nuestra estrategia de inversión.

El primero tiene que ver con el factor psicológico. No cualquier inversor tiene la paciencia necesaria para dejar que su inversión madure y que el tiempo juegue a su favor. El segundo está relacionado con la capacidad de una persona para detectar la inversión correcta que le asegure un rendimiento promedio constante todos los años.

Por lo general, se dice que los rendimientos pasados no garantizan los rendimientos futuros. Si bien esta afirmación es correcta, también es engañosa. Si sabemos que una determinada inversión arrojó una tasa de crecimiento anual compuesto negativa en los últimos diez años, lo más probable es que siga siendo una inversión perdedora en el futuro.

A continuación, el mejor ejemplo.

La historia te condena

Kinder Morgan, Inc. (KMI) es una empresa energética estadounidense que se especializa en el almacenamiento de gas natural. La compañía acaba de anunciar sus expectativas de crecimiento para 2022.

Según el comunicado, KMI pretende distribuir dividendos de USD 1,11 por acción (+2,5% más que en 2021). A precios actuales, USD 15,78 por acción, el dividendo arroja un rendimiento de casi el 7% anual.

Fuente: Kinder Morgan

Además, la compañía espera recomprar acciones propias por hasta USD 750 millones e incrementar un 5% su EBITDA (el beneficio bruto antes de deducir los gastos financieros), lo que también implicaría una potencial suba del precio de la acción.

Pese a las buenas perspectivas, la historia demuestra que la inversión en esta compañía arrojó una pérdida total del 19,84% durante los últimos diez años. De hecho, la tasa de crecimiento anual compuesto fue de -2,19%.

Fuente: Kinder Morgan

El pasado es más que convincente para entender que KMI no sería la inversión más adecuada para gozar de las bondades del interés compuesto. O, por lo menos, no nos brinda la seguridad que estamos buscando.

10% anual durante veintiséis años

Distinto es el caso de uno de sus competidores.

Enbridge Inc. (ENB) es una empresa energética canadiense que opera en el mismo sector que KMI. Además, ENB distribuye un dividendo anual de USD 2,6 por acción. A precios actuales, USD 37,87 por acción, estos dividendos rinden un 6,9% anual (prácticamente, el mismo rendimiento que KMI).

A priori, el inversor promedio no distinguiría la diferencia de invertir en una compañía u otra. Sin embargo, cuando apelamos a la historia y a la tasa de crecimiento anual compuesto de los últimos diez años, ENB arroja un fabuloso rendimiento del 10% anual durante los últimos veintiséis años.

Fuente: Enbridge

Cada vez que busques inversiones de este tipo con el objeto de tener un rendimiento constante para multiplicar tu capital a largo plazo, recuerda ver su desempeño histórico.

6% anual durante los últimos diez años

El interés compuesto es apasionante y se torna más atractivo cuando las proyecciones de crecimiento de una compañía son positivas.

Iron Mountain Incorporated (IRM) es una compañía estadounidense líder en servicios de gestión de información y almacenamiento. De hecho, se la considera un vehículo de inversión inmobiliaria (real estate investment trust o REIT).

Al igual que las dos empresas anteriores, IRM suele ser muy solidaria con sus accionistas, distribuyendo USD 2,47 por acción todos los años. A precios actuales, USD 47,13 por acción, equivale a una tasa de rendimiento de dividendos del 5,2% anual.

Lo más interesante es que, a lo largo de los últimos diez años, la tasa de crecimiento anual compuesto fue del 6,98%. En otras palabras, IRM permitió a sus accionistas obtener un rendimiento total del 96,38% de su inversión.

Fuente: Iron Mountain Incorporated

Además de la evidencia histórica que la coloca como una inversión segura y rentable a largo plazo, IRM pretende seguir expandiendo su negocio. Tanto es así que acaba de firmar un acuerdo de alquiler de 20 megavatios con un cliente de Fortune 100 en Virginia, Estados Unidos.

Para que tengas una idea de lo que esto significa, IRM lleva firmados, en lo que va de 2021, contratos por un total de 44 megavatios, un 46% más que el objetivo propuesto para este año (30 megavatios).

Un historial de rendimientos fabuloso y un futuro prometedor hacen de esta compañía una inversión poderosa para cualquier inversor de ingresos.

La revolución digital también está en Colombia

No todo lo disruptivo pasa por las economías avanzadas. En Latinoamérica, existe una gran cantidad de compañías que intentan sumarse al boom de las plataformas de pago digitales.

En Colombia, la Fintech Avista Colombia S. A. S., con sede en Bogotá, pretende reinventar la vida financiera de las personas. Ayer, la compañía logró emitir bonos por COP 11.600 millones en la Bolsa de Valores de Colombia (BVC) a una tasa del 11% anual. Se trata del primer start-up de este segmento que logra financiarse en el mercado.

Lo interesante es que estos bonos cuentan con el respaldo de la BVC. Además, la compañía cuenta con una calificación crediticia A+ por parte de Fitch Ratings. Eso le permitirá aspirar a emitir bonos adicionales por un COP 28.000 millones más.

Fuente: BVC

Eso fue todo por hoy.

Por buenas inversiones.

Diego Matianich