Ahorrar, invertir y multiplicar: el estilo Munger
Hoy nos sumergimos en la esencia de Charlie Munger y su legado para entender la importancia de la inversión a largo plazo. Aprenderás cómo puede ser un superpoder ver oportunidades donde otros solo ven problemas.
Como seguidores entusiastas de la filosofía de inversión en valor, hoy queremos explorar más sobre Charlie Munger.
Munger es uno de los grandes maestros en el mundo de las inversiones.
Estamos seguros de que su perspectiva y estrategias tendrán un impacto duradero en el ámbito financiero.
Hoy vamos a hablar sobre su manera de invertir y cómo ha logrado ganarse reconocimiento en el mercado a lo largo del tiempo…
Como gestor en una compañía de inversiones, Munger logró rendimientos que superaron ampliamente a la media de los gestores.
Logró obtener un rendimiento anual compuesto (CAGR) del 19,8% durante un impresionante lapso de 14 años, en comparación con el 4,9% del índice S&P500.
¡Esto es cuadruplicar el rendimiento del mercado!
Un viaje a la década del setenta
Para que tomes dimensión de lo que esto significa, vamos a verlo desde otra óptica.
Regresemos a los años setenta en los Estados Unidos.
Imagina que eras joven, trabajabas todo el día y tenías la meta de comprar un Chevrolet Caprice de 4 puertas que costaba alrededor de 4.000 dólares.
En ese tiempo, un trabajador a tiempo completo ganaba en promedio unos 9.000 dólares al año, equivalente a unos 750 dólares al mes.
En 1970, un hombre destinaba aproximadamente una cuarta parte de sus ingresos a gastos anuales predecibles.
Si consideramos solo los gastos fijos, podríamos suponer que un trabajador tenía la capacidad de ahorrar hasta el 50% de su salario.
Haciendo un cálculo sencillo, para poder comprar ese automóvil necesitarías ahorrar casi un año completo.
Pero, si en lugar de comprar el auto en el primer año, hubieras invertido tu dinero como lo hizo Charlie Munger, habrías obtenido un rendimiento de casi el 20% anual.
Después de 14 años, los 4.500 dólares iniciales se habrían convertido en 56.549 dólares, al lograr un rendimiento total del 1,257%.
Este ejemplo destaca cómo, gracias al efecto del interés compuesto, el dinero puede multiplicarse de manera exponencial.
En 1984, el mismo automóvil valía alrededor de 9.000 dólares, el doble de su precio original.
Con esa inversión, podrías haberte comprado no solo uno, ¡sino seis autos!
Este caso simple subraya la importancia de adoptar una perspectiva de inversión diferente.
Analizar estos rendimientos es clave para nuestro objetivo principal en esta Membresía: maximizar los retornos a largo plazo.
Habrá sobresaltos en el camino
Reconocemos que esta tarea es sumamente desafiante y compleja.
Incluso, tendremos que tomar decisiones que pueden no parecer óptimas a corto plazo.
En el camino, nos toparemos con inversiones que pueden jugarnos una mala pasada.
Las mejores oportunidades emergen cuando el mercado adopta una perspectiva opuesta.
En esta línea, te dejo una anécdota para reflexionar.
Hace algunos años, en una conferencia sobre inversiones, Munger sorprendió a la audiencia con una historia peculiar.
Durante un paseo con su familia por una pequeña ciudad, se encontraron con una heladería que estaba a punto de cerrar.
La mayoría de nosotros simplemente hubiéramos comprado un helado y seguido nuestro camino, pero Munger no era alguien común.
Observando la situación, se dio cuenta de que la heladería estaba en una ubicación estratégica y que el negocio estaba en declive debido a la falta de gestión eficiente.
Sin pensarlo dos veces, decidió comprar la heladería, no por el amor a los helados, sino por ver una oportunidad donde otros veían un negocio en quiebra.
Aplicando sus principios de inversión, Munger reestructuró la heladería, mejoró la calidad del producto y cambió la experiencia del cliente.
En poco tiempo, la heladería se convirtió en un éxito.
Esta historia no solo destaca su astucia financiera, sino también su capacidad para ver oportunidades donde otros ven problemas.
¡Hasta la próxima!
Diego Matianich