Agria es la paciencia, dulce la fruta
(Con fragmentos del libro: “Los secretos de la mente millonaria”, de T. Harv Eker)
Robert Kiyosaki suele citar a Donald Trump cuando habla del éxito financiero. Trump tenía una fortuna de miles de millones de dólares. En la década de los noventa perdió casi todo su dinero. Sin embargo, un par de años más tarde, su fortuna reapareció como arte de magia. Incluso, logró incrementarla.
Aunque dijimos “magia”, esto no es una casualidad. Es un fenómeno que ocurre por lo siguiente: Trump jamás perdió el ingrediente más importante de su éxito, su mente millonaria. Aunque suene descabellado, el termostato financiero de Donald Trump está diseñado para pensar en miles de millones, no en millones.
Los termostatos financieros de la mayoría de las personas, en cambio, están diseñados para generar miles y no millones de dólares. Otros, apenas piensan en generar cientos de dólares, ni siquiera miles. Y yendo al extremo, hay termostatos financieros por debajo de cero: las personas se encuentran completamente congeladas y no tienen la más mínima idea de por qué.
La realidad es que solo unas pocas aprovechan todo su potencial. Hay estudios que demuestran cómo el 80% de los individuos no se sienten “muy felices” y jamás disfrutarán de la libertad económica que les gustaría tener. La razón es sencilla: la gente suele ser muy superficial, tomando decisiones solo a partir de lo que ven.
Suele ser más sencillo (aunque menos inteligente) prestar más atención a los frutos que a los resultados. No obstante, lo que crea esos frutos son las semillas y las raíces. Es lo que hay bajo el suelo lo que crea aquello que está por encima de él. Eso significa que, si quieres cambiar los frutos, deberás modificar primero las raíces.
Paciencia, la oportunidad llegará a su tiempo
Lamentablemente, el 95% de los inversores suelen tienen malos resultados invirtiendo. Es más, el 80% suele abandonar el mundo de las inversiones en dos años. Así lo determinan las principales estadísticas sobre trading e inversión.
Esto se da por una razón concreta: las personas no aprenden de sus errores. Ven al mercado como un juego de apuestas, en donde el único objetivo es generar dinero rápido. Así no es como funciona esto. No hay manera de generar mucho dinero en tiempo récord sin asumir riesgos desmedidos.
Si vas por ese camino, tienes la receta perfecta para el fracaso. Debes concentrarte en las raíces y no en los frutos. Y para ello debes cambiar la mentalidad, pensando en grande. La verdadera fortuna se hace de a poco y a largo plazo. Entender lo que sucede y detectar aquello que aún no se ve (o no se quiere ver) es la clave.
Venimos advirtiendo que este mercado bajista no está terminado, pese a que en los principales medios financieros hablaban de “un nuevo mercado alcista”. En cien años de historia, no hubo un solo mercado bajista que haya marcado un suelo con los bancos centrales subiendo los tipos de interés de forma agresiva.
Para ser exactos, en los últimos siete mercados bajistas, el mercado estadounidense no tocó fondo hasta que la Reserva Federal no comenzara a reducir las tasas de interés. De hecho, en promedio, el mercado tocó fondo once meses después de los primeros recortes.
Considerando que Jerome Powell y los funcionarios de la Fed esperan subir los tipos de interés, incluso hasta fines de 2023, el suelo del mercado pareciera quedar bastante lejos todavía. No podemos predecir el futuro, pero sí entender que los ciclos de mercado siempre funcionan de la misma manera.
Hoy por la mañana, la presidente del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, envió un mensaje similar (además subir la tasa en 75 puntos básicos). La inflación sigue siendo muy alta. Esperan que se ubique en torno al 8,1% en 2022 y se mantenga por encima del 5% en 2023.
Como consecuencia, esperan habrá más subidas en las próximas reuniones. Podemos estimar que la tasa de interés se ubique en torno al 1,75% / 2,00% a fin de año. El BCE espera que la economía en la zona del euro crezca solo 0,9% en 2023. Y contemplando un escenario optimista.
En fin, no vemos ningún catalizador positivo como para cambiar de opinión. Al menos por ahora. El riesgo de que la inflación se transforme en un problema estructural (como en algunos países de Latinoamérica) es un riesgo que los bancos centrales no están dispuestos a tomar. Y están listos para actuar, aunque las consecuencias económicas sean nefastas.
El mundo apenas está empezando a sentir las consecuencias de este nuevo paradigma en el que el costo del dinero es más alto. Las empresas todavía no mostraron un descenso significativo en sus beneficios. Posiblemente, en la próxima temporada de ganancias haya sorpresas negativas.
Será en ese momento, si la historia se repite, que el mercado iniciará la fase más dolorosa. Primero la desesperación, luego el pánico. Por último, la capitulación. Ese momento en donde nadie quiere estar en el mercado y se venden acciones a cualquier precio con tal de evitar mayores pérdidas.
Cuando el día se haga noche. Cuando parezca que ya no hay esperanza, será justo ahí: el momento de máxima oportunidad.
Considéralo.
Eso fue todo por hoy,
Diego Matianich